La aplicación “Mi reloj interno”, desarrollada por científicas del CONICET, permite realizar un autodiagnóstico según edad, género y costumbres horarias y acceder así a recomendaciones para cambiar hábitos y mejorar la higiene del sueño y los ritmos circadianos.
“Mi reloj interno” es una aplicación gratuita para telefonía celular desarrollada por un equipo de científicas del CONICET destinada a la población argentina para que realice un autodiagnóstico según edad, género y costumbres horarias y pueda así obtener recomendaciones para mejorar la higiene del sueño y los ritmos circadianos, que son clave para la salud. La aplicación, que en septiembre se lanzó por Play Store (Android), ahora está disponible también en Apple Store (iOS).
“Estamos muy orgullosas de contar por fin con la versión para iOS de la app con la cual ponemos a disposición de todos los (mayores de 13 años) que residen en territorio argentino una herramienta que les permite evaluar la manera en que sus hábitos cotidianos inciden en su reloj interno y en caso de detectar que están ‘desfasados’ sugiere pequeños ajustes para mejorar el funcionamiento de su reloj circadiano”, indica Fernanda Ceriani, una de las líderes del proyecto, investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA, CONICET-Fundación Instituto Leloir).
Cuando el reloj interno y el ambiente están desalineados por mucho tiempo aparecen problemas de salud que van desde el insomnio hasta problemas metabólicos como la diabetes. Además, puede afectar al sistema inmunológico y asociarse a trastornos psiquiátricos como la depresión. También puede dificultar el aprendizaje, aumentar la cantidad de errores, y reducir el rendimiento cognitivo.
Con financiación de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), la app “Mi reloj Interno” se desarrolló inicialmente para limitar el impacto de los cambios de hábito impuestos por la pandemia por COVID-19 en nuestro reloj biológico.
“La idea de la app surgió en el contexto del confinamiento asociado a la pandemia, porque anticipamos que se verían afectados dos estímulos claves para poner en hora a nuestro reloj biológico: la exposición a la luz solar y los horarios regulares de nuestras actividades cotidianas. Sin embargo, la app es útil en cualquier escenario porque fue generada a partir de datos locales de nuestro país”, destaca María Juliana Leone, también líder del proyecto e investigadora del CONICET en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Y agrega: “De ese modo genera recomendaciones personalizadas para mejorar y mantener alineados los ritmos circadianos y así mejorar nuestro descanso, más allá de la coyuntura”.
Leone subraya que es muy importante que las personas usuarias intenten modificar sus hábitos de acuerdo a las recomendaciones durante al menos 15 días y luego vuelvan a evaluarse para poder concluir por sí mismos si mejoraron las distintas características de su descanso.
La app le pide a los usuarios (adultos y entre 13 y 18 de edad con el aval de una persona responsable) que informen sobre su exposición a la luz solar, los horarios y la cantidad de horas que duermen, la calidad de su descanso y la regularidad de los horarios de sus actividades habituales (estudio, trabajo, actividad física, desayuno, almuerzo, cena y otras variables).
“Mi Reloj Interno procesa esta información mediante un algoritmo que desarrollamos especialmente a partir de datos de la población de Argentina. Gracias a eso brinda a las personas usuarias recomendaciones personalizadas sobre cómo adaptar sus hábitos para sincronizar el reloj circadiano con el ambiente, y así contribuir con una mejora en su salud”, señala Paula Cramer, también líder del proyecto e investigadora del CONICET en el Programa Nacional de Popularización de la Ciencia y la Innovación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
“La app brinda información útil para detectar cómo nuestras rutinas diarias influyen en la calidad de nuestro reloj circadiano. De ninguna manera reemplaza una consulta médica ni un tratamiento. Está pensada para brindar información y ayudar en la toma de conciencia sobre cómo podemos mejorar nuestros hábitos y así darnos la posibilidad de mejorar nuestra salud”, indica Lía Frenkel, también líder del proyecto e investigadora del CONICET en el Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología Traslacional (iB3), que depende de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Del proyecto también participaron el experto en ciencia de datos Ariel Haimovici; las sociólogas Elisa Epstein y Diana Munilla; el estadístico Hugo Delfino; el desarrollador de software Ignacio Oroná y equipo; y la diseñadora y especialista en marketing digital Milagros Wienert. El proyecto también cuenta con el respaldo del Observatorio de Innovación y Transferencia Tecnológica (OITTEC) de la UNQ.
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